DE FRIVOLIDADES Y OTROS ABATARES
El ser humano está dotado de un raciocinio o pensamiento que lo hace superior e inteligente, por encima de otras especies animales, pero dentro de ese razonamiento, se esconden recónditos sentimientos y opiniones, que muchas veces, pueden ser cuestionados por otros humanos.
Tenemos la diferencia del bien y el mal. Recuerdo en mis años de adolescente estudiante, cuando comencé mis estudios profesionales, a un profesor de derecho que nos quiso enseñar a estudiarlo, pero de una forma distinta. Nos programaba un examen y al dictado de las preguntas, nos dejaba tener el libro abierto de par en par. No se trataba de que memorizásemos, sino de que razonásemos las preguntas. Era una experiencia formidable, donde uno podía expandirse libremente en un original albedrío, al mismo tiempo que era calificado con ese razonamiento. El origen del derecho, nos enseñó que venía del derecho natural y ¿qué era el derecho natural?. El siempre nos respondía: “Hacer el bien y no hacer el mal”.
Pero a lo largo de los años, ya tiempos que han cambiado, uno reflexiona sobre esa enseñanza y se pregunta cuántos humanos analizaránese punto, de tal modo, que después de sus acciones, puedan tener alguna especie de remordimiento que les haga frenar sus impulsos en futuras acciones. Parece ser que la falta de control, el dejarse llevar, el vivir para el goce, sin importar lo que hay alrededor, es lo que predomina en estos años. Si en la Edad Media, el hombre vivía en torno a Dios, posteriormente todo cambió para centrarse más en el hombre y en nuestros días, todo se centra en el materialismo que parece satisfacer momentáneamente nuestras demandas.
El punto es que muchos seres humanos viven sin tener plena conciencia de lo que son. No reflexionan en ese interior que nos hace ser distintos a los demás seres del planeta y viven sumidos en la superficialidad y satisfacción corporal y personal. Cuando se les plantean cuestiones más internas, les cuesta plena dificultad el poder dar una respuesta razonada o madura. Son víctimas de la frivolidad, el mundo terrenal y lo efimero. Necesitan siempre cumplir unos rituales o realizar determinadas acciones para satisfacer su ego y no son capaces de alcanzar esa satisfacción de otra forma. Su dependencia se va haciendo cada vez mayor y esa es su forma de evasión. No pueden afrontar los problemas de otra forma. Necesitan resultados rápidos. No hay una percepción de su propia forma de ser. Si la hubiese, ya sería un punto positivo para poder proceder al cambio.
La catástrofe ya ha empezado, es uno de los males de este siglo, El divertirse es el único escape. Ya no hay sitio para otras materias, como una buena lectura, la cultura, la música o deporte. El estilo de vida es cambiante y la tendencia a no asumir los valores, ni valorar el ser como lo que es, es lo que está convirtiendo a los seres en superficiales y carentes de sustancia
