¿Quién
no se ha topado en la calle con uno de ellos alguna vez? ¿Quién no conoce a
alguien que tenga en su familia un familiar tan entrañable como alguno de
ellos? Son personas igual que los demás, pero hay una característica que les
define físicamente, enmarcándolos en estereotipos definidos, parecidos entre
si, pero al mismo tiempo distintos como individuos que también piensan, sienten
y padecen…son simpáticos, cariñosos, con alma de niño en sus corazones, sin
maldad, sin pretensiones…te dan lo que tienen, porque en su alma solo existe la
generosidad, la bondad y el sentimiento más profundo que nadie pueda sentir. Te
mirarán con sus ojitos asiáticos y estrecharán sus manos sobre las tuyas en
busca del calor humano que solo ellos saben irradiar. Quien se topa con alguno
de ellos, deja que entre en su vida como un ser angelical que nos hace crecer
como personas.
¿De
quiénes estamos hablando? Pues son ellos, los que padecen Síndrome de Down,
seres especiales que dejan huella en nuestras vidas.
El
síndrome de Down (SD) es un trastorno genético
causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo), en
vez de los dos habituales (trisomía del par 21), caracterizado por la presencia de un
grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos físicos peculiares que
le dan un aspecto reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad
cognitiva psíquica congénita1
y debe su nombre a John Langdon
Haydon Down que fue el primero en describir esta alteración
genética en 1866, aunque nunca llegó a descubrir las causas que la producían.
En julio de 1958 un joven investigador llamado Jérôme Lejeune
descubrió que el síndrome es una alteración en el mencionado par de
cromosomas.
1
de cada 1000 niños nacidos, padece este síndrome, siendo un riesgo la edad de
la madre, una vez superado los 35 años, pero según las estadísticas, existen
muchos casos de niños nacidos de madres por debajo de esa edad.
No
se conocen con exactitud las causas que provocan el exceso cromosómico, aunque
se relaciona estadísticamente con una edad materna superior a los 35 años. Las
personas con Síndrome de Down tienen una probabilidad algo superior a la de la
población general de padecer algunas enfermedades, especialmente del corazón,
sistema digestivo y endocrino, debido al exceso de proteínas sintetizadas por
el cromosoma de más. Los avances actuales en el descifrado del genoma humano
están desvelando algunos de los procesos bioquímicos subyacentes a la
discapacidad cognitiva, pero en la actualidad no existe ningún tratamiento
farmacológico que haya demostrado mejorar las capacidades intelectuales de
estas personas. Las terapias de estimulación precoz, el cambio en la mentalidad
de la sociedad, por el contrario, sí están suponiendo un cambio cualitativo
positivo en sus expectativas vitales.
¿En qué momento se intensificaron las fuerzas
para hacer que miles de personas de este
tipo no lleguen al mundo, sin darles la oportunidad de demostrar que un
cromosoma de más no les hace ser un ciudadano de menos?
Cada
individuo tenemos nuestro destino y proyección en la vida, con sus finalidades.
Ellos también la tienen. El cromosoma de más parece condicionarles el aspecto
intelectual, pero sin embargo la parte emocional de su ser, está más
desarrollada. Siempre se les ha conocido como personas “muy cariñosas” y es esa
parte emotiva, super desarrollada lo que les hace ser tan entrañablemente
especiales.
Gracias
a los recursos existentes en la actualidad y al cambio de mentalidad social, ya
no viven escondidos en los rincones, relegados de la sociedad como algo vergonzoso.
Son personas que tienen futuro, expectativas y en muchos casos han llegado a
desarrollar grandes capacidades, porque hay algo que les define peculiarmente y
es su capacidad de esfuerzo y superación.
El
desarrollo de la medicina también ha mejorado sus expectativas de vida, incluso
más allá de los sesenta años, así como el seguimiento y revisión de las
posibles
hándicaps de salud que puedan padecer. Ya que
casi un 50 % de los mismos, padecerá algún trastorno cardiaco.
¿Por qué entonces mirarles como ciudadanos de
segunda? ¿Por qué ese temor a convivir con alguno de ellos? ¿No está acaso la
calle llena de individuos considerados “normales” que son sumamente peligrosos
y negativos para la sociedad? A los padres siempre nos gustaría tener esos
hijos de “televisión” que sean rubios, de ojos azules, inteligentes, altos,
delgados, que no den problemas… en busca del hijo o ser perfecto, que en
realidad no existe y es ese miedo lo que nos hace dejar de lado otras
alternativas.
Dejarán bondad en tu vida, te harán
reflexionar, eliminar los pensamientos de negatividad que se cruzan en tu
mente, porque cuando te topes con alguno de ellos, es seguro que te cautivará.