viernes, 2 de noviembre de 2012



¿Quién no se ha topado en la calle con uno de ellos alguna vez? ¿Quién no conoce a alguien que tenga en su familia un familiar tan entrañable como alguno de ellos? Son personas igual que los demás, pero hay una característica que les define físicamente, enmarcándolos en estereotipos definidos, parecidos entre si, pero al mismo tiempo distintos como individuos que también piensan, sienten y padecen…son simpáticos, cariñosos, con alma de niño en sus corazones, sin maldad, sin pretensiones…te dan lo que tienen, porque en su alma solo existe la generosidad, la bondad y el sentimiento más profundo que nadie pueda sentir. Te mirarán con sus ojitos asiáticos y estrecharán sus manos sobre las tuyas en busca del calor humano que solo ellos saben irradiar. Quien se topa con alguno de ellos, deja que entre en su vida como un ser angelical que nos hace crecer como personas. 
¿De quiénes estamos hablando? Pues son ellos, los que padecen Síndrome de Down, seres especiales que dejan huella en nuestras vidas.

El síndrome de Down (SD) es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo), en vez de los dos habituales (trisomía del par 21), caracterizado por la presencia de un grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad cognitiva psíquica congénita1 y debe su nombre a John Langdon Haydon Down que fue el primero en describir esta alteración genética en 1866, aunque nunca llegó a descubrir las causas que la producían. En julio de 1958 un joven investigador llamado Jérôme Lejeune descubrió que el síndrome es una alteración en el mencionado par de cromosomas.

1 de cada 1000 niños nacidos, padece este síndrome, siendo un riesgo la edad de la madre, una vez superado los 35 años, pero según las estadísticas, existen muchos casos de niños nacidos de madres por debajo de esa edad.

No se conocen con exactitud las causas que provocan el exceso cromosómico, aunque se relaciona estadísticamente con una edad materna superior a los 35 años. Las personas con Síndrome de Down tienen una probabilidad algo superior a la de la población general de padecer algunas enfermedades, especialmente del corazón, sistema digestivo y endocrino, debido al exceso de proteínas sintetizadas por el cromosoma de más. Los avances actuales en el descifrado del genoma humano están desvelando algunos de los procesos bioquímicos subyacentes a la discapacidad cognitiva, pero en la actualidad no existe ningún tratamiento farmacológico que haya demostrado mejorar las capacidades intelectuales de estas personas. Las terapias de estimulación precoz, el cambio en la mentalidad de la sociedad, por el contrario, sí están suponiendo un cambio cualitativo positivo en sus expectativas vitales.

¿En qué momento se intensificaron las fuerzas para hacer  que miles de personas de este tipo no lleguen al mundo, sin darles la oportunidad de demostrar que un cromosoma de más no les hace ser un ciudadano de menos?
            Cada individuo tenemos nuestro destino y proyección en la vida, con sus finalidades. Ellos también la tienen. El cromosoma de más parece condicionarles el aspecto intelectual, pero sin embargo la parte emocional de su ser, está más desarrollada. Siempre se les ha conocido como personas “muy cariñosas” y es esa parte emotiva, super desarrollada lo que les hace ser tan entrañablemente especiales.
            Gracias a los recursos existentes en la actualidad y al cambio de mentalidad social, ya no viven escondidos en los rincones, relegados de la sociedad como algo vergonzoso. Son personas que tienen futuro, expectativas y en muchos casos han llegado a desarrollar grandes capacidades, porque hay algo que les define peculiarmente y es su capacidad de esfuerzo y superación.
            El desarrollo de la medicina también ha mejorado sus expectativas de vida, incluso más allá de los sesenta años, así como el seguimiento y revisión de las posibles
hándicaps de salud que puedan padecer. Ya que casi un 50 % de los mismos, padecerá algún trastorno cardiaco.
¿Por qué entonces mirarles como ciudadanos de segunda? ¿Por qué ese temor a convivir con alguno de ellos? ¿No está acaso la calle llena de individuos considerados “normales” que son sumamente peligrosos y negativos para la sociedad? A los padres siempre nos gustaría tener esos hijos de “televisión” que sean rubios, de ojos azules, inteligentes, altos, delgados, que no den problemas… en busca del hijo o ser perfecto, que en realidad no existe y es ese miedo lo que nos hace dejar de lado otras alternativas.

Dejarán bondad en tu vida, te harán reflexionar, eliminar los pensamientos de negatividad que se cruzan en tu mente, porque cuando te topes con alguno de ellos, es seguro que te cautivará.



jueves, 1 de noviembre de 2012

POR FEA

Un tribunal ha condenado a una mujer china a indemnizar con 93.000 euros a su marido por tener una hija "fea". Además, el magistrado ha concedido al hombre el derecho al divorcio. Todo comenzó a principios de año, cuando Jian Feng, un ciudadano chino del norte del país, decidió recurrir a la justicia para esclarecer por qué su niña no se parecía a ninguno de los dos. Durante el juicio, la esposa confesó que se parecía a ella, porque antes de conocer a su marido se había sometido a diversas operaciones de cirugía estética por un valor de 100.000 euros. El hombre no dudó en describir a su hija como "muy fea" y pidió que se investigara si era realmente suya. Empezó a acusar a su esposa de adulterio y engaño, y se aferró a este dato hasta que a la postre admitió que su reticencia podría tener algo que ver con la apariencia del bebé. Jian Feng aseguró que se había casado con ella por amor, aunque cuando nació su primera hija "se asustó" por la fealdad de la criatura.