sábado, 6 de diciembre de 2008


LA HIPERACTIVIDAD


El trastorno por déficit de atención (TDAH), conocido popularmente como “Hiperactividad”, se caracteriza por la incapacidad para prestar atención y mantenerla, adaptar el nivel de actividad y moderar las acciones impulsivas, dando lugar a conductas inadaptadas

Para diagnosticarlo es necesario identificar conductas especificas que cumplan los criterios establecidos, pero no se tienen por qué reunir todos los síntomas Se pueden diagnosticar tres tipos de TDAH: trastorno combinado con déficit de atención, hiperactividad e impulsividad (el 80%), predominio de déficit de atención (del 10 al 15 %) y predominio de hiperactividad e impulsividad (el 5%). La prevalencia está entre el 3 y el 7 % de los niños, con mayor frecuencia en los niños que en las niñas. Es crónico y sus síntomas pueden prevalecer toda la vida, aunque sí que en la mayoría de los casos se va aminorando con la edad, es decir, conforme el niño va llegando a la adolescencia y juventud, va controlando el comportamiento.

En muchos casos, los síntomas persisten durante toda la vida, pero es un trastorno que hasta hace pocos años no había sido diagnosticado como tal, habiendo un 5 % de adultos con este trastorno, de los cuales, sólo un quince por ciento ha sido diagnosticado o conoce su padecimiento como tal, quedando el resto ignorante a ser protagonista de unos de los temas más discutidos en los últimos años.

Los ítems de hiperactividad.-impulsividad son: inquietud, se levanta a menudo cuando debe permanecer en el asiento, corre y salta en lugares inapropiados, dificultad para tranquilizarse, excitado con frecuencia, verborrea, responde antes de que finalice la pregunta, dificultad para guardar el turno, interrumpe en los juegos, etc…

Los ítems de inatención serían: no atiende a detalles, comete errores, dificultad para mantener la atención, sordera ficticia, no sigue instrucciones, no termina las tareas, dificultad de organización, evita tareas que requieren un esfuerzo continuado, olvida y pierde cosas, se distrae fácilmente, olvidadizo…etc.

Las causas que lo provocan son principalmente biológicas, aunque siempre hay mayor tendencia genética en aquellas familias cuyos progenitores también lo han padecido. Es un trastorno neurobiológico. Las causas familiares en sí, no son causa suficiente para producir este trastorno, aunque si en la familia de un niño que lo padece se viven determinados problemas sí que lo agravará

El TDAH no afecta a la inteligencia, pero al padecer síntomas de falta de atención sí que afecta al rendimiento intelectual y escolar.

Existe un tratamiento para el problema, siendo los objetivos prioritarios a tratar:

- Mejorar o anular los síntomas-guía

- Reducir o eliminar los síntomas asociados

- Mejorar las consecuencias de aprendizaje, lenguaje, escritura, relación, social, actitud, etc.

Las bases imprescindibles para el tratamiento, serían:

  1. Información exhaustiva a padres y profesores
  2. Tratamiento psicopedagógico
  3. Tratamiento farmacológico.

Habría que tomarse en serio el problema, abordando especial atención en estos niños, especialmente en el contexto escolar. Son niños que pronto van a ser “clasificados” como molestos, maleducados, rebeldes y traviesos, por lo que conlleva una exclusión social. Una de las injusticias que normalmente se producen es la de hacerlos responsables de sus errores y dificultades. Los sistemas cerebrales de autocontrol y voluntad no funcionan o lo hacen de manera inadecuada, por lo que les resulta imposible mantener niveles normales de conducta. Son niños con necesidades especiales (NEE), por lo que tienen derecho a ser aceptados tal y como son y a una educación acorde a sus necesidades, siempre en un ambiente normalizado, (porque son normales), pero con derecho a que se cumpla un principio educativo principal que es la atención a la diversidad.

En una sociedad avanzada en la que vivimos, donde se reivindican los derechos de las personas, siempre se peca en la hipocresía de olvidar a este colectivo de personas. Son totalmente incomprendidos, inaceptados y apartados del resto. Son niños necesitados de atención, precisamente es lo que reclaman, además de mucho cariño, sin olvidar que necesitan una educación con normas y pautas establecidas, practicando siempre el buen ejemplo. Deben ver continuamente las cosas buenas del buen hacer, evitando en lo posible el exceso de televisión y videojuegos, que no hacen otra cosa que incrementar la agresividad. Necesitan actividad que les estimule para descargar ese exceso de energía que muestran tener. Cada niño es independiente y no existe una norma o pauta global que sirva para todos, cada educador o familiar irá probando de forma simultánea conforme vaya conociendo al niño.

Todavía estamos a tiempo para aprender de ellos, porque también nos enseñan y el poner sobre la mesa todos los recursos necesarios, tanto personales como materiales para que puedan desarrollarse.

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