sábado, 1 de agosto de 2009

La fiesta nacional

LA FIESTA NACIONAL



Se considera como tal, la conmemoración o festejo, a nivel nacional de un evento importante en la historia de un país. Esta conmemoración se realiza anualmente, siendo la fecha de mayor significación simbólicamente de aquel país. En España, se consideraría así a la Fiesta de la Hispanidad, celebrado el 12 de octubre, que conmemora la llegada de los colonizadores españoles a América. Pero también, se nombra “Fiesta Nacional”, en España, cuando se ofrece algún espectáculo taurino.
Las corridas de toros son unos espectáculos que consisten en lidiar varios toros bravos, a pie o a caballo, en un recinto, llamado Plaza de toros. La persona encargada de tal fin, en es el torero, siguiendo un protocolo tradicional ya establecido, para dar una imagen estética. Participará como matador, el torero que ya ha tomado la alternativa. Es uno de los espectáculos más antiguos de España y del mundo. Se establecen unas normas a partir del XVIII, donde la corrida termina con la muerte del toro. Se consideran las corridas como una forma de expresión hispánica. También se practican en otros países como Portugal, donde al final, no se le da muerte al toro; en el Sur de Francia, y países Hispanoamericanos como Méjico, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Panamá y Bolivia.
Según la edad y tipo de toro, las corridas pueden clasificarse en: Becerradas, novilladas y corridas de toros. Si se realizan con caballos, el festejo es considerado como corrida de rejones o rejoneros. Si se combinan ambas modalidades, a caballo y a pie, son llamadas corridas mixtas.
Aunque las corridas son festejadas en toda España, es en Andalucía y el Sur donde más afición existe. Son motivo de atracción turística y cuando se habla de español o de España, siempre viene a la memoria la connotación taurina. Pero no todos los españoles comparten o compartimos la misma idea.
Estos festejos taurinos están prohibidos en muchos países, creando una gran contoversia, incluso en España. Algunas ciudades españolas, como Barcelona, se han proclamado antitaurinas, respaldadas por miles de firmas de los ciudadanos. Esto no ha sido suficiente para poder abolir las corridas en la ciudad, porque tal decisión depende del poder gubernamental, pero otras ciudades han seguido a Barcelona. Para lo que algunos es una fiesta o evento fascinante, para otros es revulsivo.
La persona que adopta mayor protagonismo en la llamemosle “Fiesta Nacional”, es el torero. Su finalidad es embestir repetidamente los estoques del toro, de forma elegante y vistosa, midiendole en la suerte del capote, dirigiéndolo a la pica y fijando las banderillas sobre su lomo. Finalmente se le dará muerte con un estoque de espada. Para cuando se produce esto, es toro ya se ha ido debilitando poco a poco por el desangrado que las banderillas han ido socavando sobre su cuerpo. La sangre va corriendo sobre su pelo, mientras es observado por centenares y miles de personas.
El torero es considerado como alguien valiente y elegante, que se enfrenta al toro, poniendo en riesgo su vida. Es también considerado un artista y la tauromaquia, por lo tanto es un arte.
Pero está la otra parte de la moneda, donde si uno mira con perspectiva de hombre del siglo XXI, puede darse cuenta, que algo que viene desde la más remota antigüedad, por muy tradicional que sea, no tiene por qué continuar. Parece argumentarse como la necesidad de utilizar a unos animales, en este caso no tan indefensos, para divertirse, siendo pasto de centenares de miradas que esperan su agonía final y su muerte. Nos recuerda a los circos romanos, donde bestias y humanos se debatían entre la vida y la muerte, venciendo el más fuerte. En este caso, casi siempre será el humano, que porta en su mano una espada para defenderse de tal bestia cornuda que embiste continuamente sobre su capote. Y si uno en su pequeña humildad, nacido en Guadalajara o en Cantabria, que más da, se atreve a alegar que aborrece las corridas de toros, pero se considera español como ninguno, es reducido al más insignificante insecto por haber osado a mencionar tal aberrante pensamiento, el cual lo encasilla de persona rara o intolerante. Y la hipocresía llega a tales extremos, que muchos de ellos tendrán una mascota en casa, perro o gato y que no se los toque nadie, pero es que el toro es distinto. No, el toro es un animal, salvaje, pero de la misma especie.
Por eso, para muchos, la Fiesta Nacional, es la vergüenza nacional. Cuando un español en el mundo, menciona su nacionalidad, en seguida le responden con el “olé” y castañuelas, no señores, que yo soy del Norte, aquí tenemos el Txistu, la jota y el chorizo. Que España es muy grande y diversa, por eso es tan hermosa, porque no todos pensamos en lo mismo. Lo que hace de un pais y sus gentes dignas de ejemplo, es la diversidad, el respeto a las ideas y la tolerancia. Sólo así se llega a la paz.

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