martes, 1 de septiembre de 2009

DEMONIOS EN LA TIERRA


DEMONIOS EN LA TIERRA
Isabel llora descontroladamente esta noche. Ha regresado su marido a casa, con unas copas de más y ha descargado toda su ira sobre ella de forma incontrolada y sin motivo alguno. No entiende el por qué de sus reacciones. Siempre ha sido una mujer comprensiva y cariñosa.
Los malos tratos son cualquier forma de reacción violenta en forma de agresiones físicas, tales como empujones, apretones, bofetadas, puñetazos….etc o en forma de humillaciones psicológicas, como insultos, amenazas, ironías acusativas, etc. El maltrato físico, es visible ante los demás, ya que aparecen moratones y heridas, que a menos que sean ocultadas por la víctima, tarde o temprano van a ser vistas. Pero el maltrato psicológico es el más difícil de detectar. Todo comienza poco a poco, en forma de pequeñas ironías y reproches que con el tiempo se van convirtiendo en frases más graves y vejatorias. Suponen un atentado a la dignidad de la persona, así como a su integridad física, moral, sexual y seguridad personal.
Es algo extendido en todo el mundo, aunque en algunas culturas es todavía más frecuente. No obstante aunque se cree que sucede más en clases donde la mujer tiene menos nivel cultural, no es siempre así, ya que malos tratos los hay y ha habido en todas las clases sociales. La cuestión radica en que en algunas clases ha permanecido más oculto, por miedo a represalias o a ser burla de terceras personas.
Una característica del maltrato es la negación de esa conducta por parte del maltratador, usada para eludir su responsabilidad. Más del 80 % de los maltratadotes no llevan asociadas una conducta viciosa, como el alcohol y las drogas, que podrían ser una coartada explicativa de tal comportamiento, sino que es una forma de actuar de forma consciente o inconsciente, como descarga de sus propias frustraciones.
El maltratador no es una persona agresiva de forma habitual, sino sólo con su mujer o hijos. Suele ser una persona que muestra dos caras: una feroz ante su mujer y otra, ejemplar y encantadora, fuera del hogar. En la consulta, cuando acompaña a su mujer (para controlarla), se muestra como excesivamente preocupado y atento, por lo que sabe muy bien lo que hace. Se cree con el derecho de someter y degradar a su mujer. Es celoso, posesivo y controlador.
La mayor parte de los agresores no son enfermos mentales, cosa que puede parecer por su comportamiento. Sólo representan un 20 %, pero sí suelen tener problemas de control de conducta y de control de su ira y de sus emociones. Suelen tener problemas de comunicación y empatía hacia su pareja y poca capacidad para resolver problemas. Sus estrategias son la justificación, el arrebato y el olvido, tratando de justificar muchas veces sus “arranques” de violencia. En muchos casos, están en situación de desempleo o estrés, lo que les hace perder el control de sus propias frustraciones.
Es sabido que en muchos casos, los maltratadores han sido niños maltratados o han vivido y presenciado situaciones de maltrato en sus hogares. Ningún maltratador admite que lo es, sino que culpabiliza a su propia víctima, tratando de justificar su conducta, bien porque no hace lo que él quiere que haga, porque no le ha dado la razón o porque se ha sentido traicionado en alguna medida. Los maltratadores tienen una baja autoestima y no son capaces de llegar a ningún acuerdo, por lo que emplean el chantaje o la amenaza para lograr lo que pretenden. Tienen tan baja su autoestima que se sienten bien, humillando a quien consideran más débiles.

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