domingo, 3 de febrero de 2013


EL AMOR

El amor es un sentimiento de la conciencia que está en nosotros mismos, en nuestro interior, en nuestro corazón. Amar de forma consciente es una de las cosas más maravillosas que le pueden suceder a un ser humano. Cuanto más profundo sea ese nivel de conciencia, más profunda y  gratificante será la vida.
La vida es una expansión de nuestra conciencia y el amor es lo que nos da la alegría de vivir, algo que no lo suple ningún bien material. Aunque un bien material nos pueda proporcionar alegría, es algo efímero y temporal, el amor es prolongado.
Cuando alguien no se siente amado, se siente vacío. La vida no tiene sentido. Es como la oscuridad de su existencia.
Quien posea este tesoro tan preciado, lo tiene todo. Posee el secreto para la felicidad. Uno de los aspectos del amor, es el perdón. Cuando hablamos de amor, no necesariamente puede ser de un amor en pareja, sino del amor en general. Todos tenemos lazos afectivos con las personas que nos rodean: amigos, vecinos, compañeros de trabajo, familiares…El perdón nos libera del rencor, uno de los venenos de nuestro interior.
Lo primero es intentar amarnos a nosotros mismos, aceptarnos como somos e intentar mejorar las cuestiones o cualidades que pueden mejorarse. No somos perfectos, pero debemos armonizarnos para lograr el equilibrio interno. Cuando nos amamos a nosotros mismos, aparecen los milagros en nuestras vidas.

Es un hecho indudable que la humanidad está gobernada por la hipocresía disfrazada tras una sonrisa muy bien cuidada. Se promueven las guerras, el hambre, las enfermedades, el odio fraternal, la división sexista, la corrupción, las drogas, las religiones, así como todo tipo de venenos en los alimentos, los medicamentos, el aire y el agua.

El amor no es mera unión vital, simpatía, filantropía, cariño o afecto, aunque pueda tener alguna relación con éstos. El amor es en esencia una unión con el amado despojada de toda sombra de egocentrismo. Pues sólo superando el ego podemos ingresar al ámbito del amor. Esto significa contemplar lo amado como un ser distinto de nosotros, como un ser autónomo y diferente. La experiencia del amor es la de la fusión de un yo y un tú distintos. El amor es la fuerza orientadora que conduce al otro al cumplimiento de su vocación.
El verdadero amor dota a los hombres y a las mujeres de un poder que puede elevarlos hasta las más altas cimas y hacia inimaginables hazañas de sacrificio por el ser amado. Y tales hazañas de sacrificio no son producto de una compulsión, sino un gozoso acto de ofrenda. Y sin este fuego del sacrificio ningún amor humano puede alcanzar su verdadera pureza original. Porque el amor no es un mero intercambio de emociones y sentimientos, sino una ofrenda absoluta de lo que somos o de lo que podemos ser, es decir, la entrega de todos nuestros actos volitivos, pensamientos, de todos nuestros impulsos y sentimientos.
El verdadero amor por una persona no es el mero movimiento hacia sus cualidades positivas, hacia su bondad, hacia su inteligencia o hacia su belleza. Incluso podríamos admirar a una persona con dichas cualidades pero sin amarla.
Por tanto, ¿quién no se va a prestar a tan maravillosa experiencia?

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