sábado, 30 de marzo de 2013

El ultimo viaje

El trabajo obliga a Javier García, socio fundador del instituto Cies, a viajar constantemente. El pasado mes de febrero recibió una invitación para desplazarse a Granada a impartir una charla en un seminario para 150 directivos de empresas. La oferta era tentadora: un pago por el seminario, abono por el desplazamiento y una audiencia de la que siempre pueden salir nuevos conocimientos y oportunidades de negocio. Tocaba decir que sí. Los organizadores del evento se pusieron entonces a buscar un billete de avión, vía Madrid, para llevar a este emprendedor asturiano hasta Granada. Hecha la cuenta, hubo que dar marcha atrás.«El billete salía por 1.100 euros.Me dijeron que no podían asumirlo. A cambio me ofrecieron pagarme por kilometraje y que me desplazase en coche, pero fue el momento de las grandes nevadas y no pude ir porque la autopista del Huerna estaba cortada», explica. A partir de hoy sus posibilidades de competir desde un territorio como el asturiano son aún peores. La aerolínea Ryanair efectuará a las 20.55 horas su último vuelo desde el aeropuerto de Asturias, dejando la conexión con el nodo de Madrid en manos de la compañía Iberia, que volverá a tener el monopolio de la ruta. Las explicaciones de la aerolínea, que justificaba su decisión en un incremento de las tasas aeroportuarias, no han convencido a casi nadie, y todos dan por hecho que lo único que esconde la decisión es la búsqueda enSantander de las subvenciones que el Gobierno de Asturias se niega a ofrecer. Si con la presencia de la aerolínea en Asturias las frecuencias con la capital de España no eran las mejores para los empresarios, la situación se torna peor, y los problemas para aquellos que dependen de unas buenas comunicaciones, aún mayores.«Para un empresario, un coste fundamental es el tiempo. Moverte en tren desde Asturias es inasumible y te ves obligado a pagar 400 euros si te sale una reunión en Madrid de un día para otro», explica Javier García, quien reconoce las bondades de las tecnologías de la comunicación que posibilitan las videoconferencias, pero que sabe también que «las reuniones presenciales son fundamentales». La opinión de Javier García la ratifica Pedro Suárez, de la empresa Fly Solutions. "La marcha de Ryanair me afecta muy directamente porque tengo que coger muchos vuelos y se encarecen los costes. Tenemos un gran problema con los transportes". Los problemas de los empresarios son además de doble sentido.Como recuerda Javier García, las comunicaciones «sirven para salir, pero también para entrar.Así es más difícil competir con otros territorios. Un empresario, cuando viaja por trabajo, valora de forma diferente el tiempo. Ir dos días a Madrid porque tienes que desplazarte en coche supone una caída en picado de tu productividad». La única opción que queda a esa pérdida de productividad cuando los costes de un vuelo son inasumibles o los horarios imposibles de cuadrar es el coche. Javier García lo ha sufrido.«Si opto por esta vía trato de concentrar mis reuniones entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde.Ese día estoy en carretera a las seis de la mañana, para llegar al centro de Madrid a las diez y media o las once menos cuarto. Hago un maratón de reuniones y a las cinco y media me vuelvo.Si no tengo problemas de tráfico llego sobre las nueve a casa, pero ha habido días de llegar a las doce de la noche o la una de la madrugada». Su trabajo al frente de un instituto que trabaja como consultora económica y social basada en la transferencia de conocimiento le ha llevado a conocer de primera mano experiencias bien distintas a las de Asturias. El estudio del impacto de la red del AVE en diferentes puntos de España le ha servido para arrojar luz sobre las ventajas competitivas de centros como la Universidad de Pamplona, que recibe «gente con un perfil intelectual y empresarial muy alto procedente de 55 países. Su conexión con Francia les supone unos ahorros de tiempos muy competitivos con respecto a países como por ejemplo Alemania.Cuando buscas esos perfiles, una reducción de costes de tiempo tiene un impacto muy alto», explica. El debate de las subvenciones Ante una situación como esta es inevitable que se abra el debate de las subvenciones. ¿Debe el Gobierno asturiano pagar para que Ryanair se quede? «Yo creo que no. Estaríamos usando lo público de una forma perversa.Pero sí hay que crear un clima para que las empresas compitan y quieran estar en Asturias. Me cuesta creer que la línea Asturias-Madrid no sea rentable», sostiene Javier García. Ese mismo debate se ha dado también en instancias políticas.El propio director general de Comercio y Turismo del Principado, Julio González Zapico, fue claro a la hora de expresar su postura.«Cantabria sacrifica mucho dinero de su presupuesto de promoción en Ryanair; nosotros tenemos otras prioridades». Con un discurso centrado en el turismo, el alto cargo incidió en que las empresas del sector conocen bien la potencialidad de Asturias por lo que no consideraba imprescindible contar con aerolíneas de bajo coste, aunque lamentaba a la vez la ausencia de estas firmas en la región. También lo lamentan aquellos que, no siendo por trabajo, sí que veían en Ryanair la forma más cómoda y económica de hacer un paréntesis en el trabajo y volver a la tierra a pasar unos días.Es el caso de Patricia de Cacho, que desarrolla su carrera profesional en Madrid y que una vez al mes intenta acercarse a Gijón.«El tren son cinco horas y media y unos 80 euros.El Alsa cinco horas sin atascos y 63 euros. Iberia tiene unos precios muy altos. Desde que Ryanair se instaló en Asturias, no he cogido ni autobuses ni trenes». Esta asturiana afincada en la capital lamenta además que la marcha de la aerolínea de bajo coste vaya a dejar en bandeja el aumento de los precios a Iberia.«Ryanair es criticable por varios motivos, pero para venir un fin de semana a Asturias, es lo mejor que hay.Despareciendo esta conexión, probablemente tenga que venir menos a Asturias», sostiene.

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