jueves, 7 de marzo de 2013


LA POBREZA EN ESPAÑA TIENE CARA DE NIÑO
Según UNICEF, hay 500 millones de niños en el mundo que viven en la pobreza o, lo que es lo mismo, que tienen sus necesidades básicas insatisfechas. Esto significa  que no tienen lo necesario para vivir: alimento, vivienda, escuela, abrigo, atención en salud, juegos, etc.
Además hay 100 millones de chicos en todo el mundo que no van a la escuela y 167 millones que tienen problemas de crecimiento por desnutrición.
En 1999 murieron 11 millones de niños menores de 5 años por causas evitables, como la falta de higiene, de medicamentos o de vacunas.
Pero la crisis mundial, azotada en grandes países de diferentes continentes, es lo que está haciendo evidente, incluso en familias que con anterioridad pertenecían a la clase media, que muchos niños carezcan de recursos. Una cuarta parte de la población en España ya es considerada pobre, por lo que una cuarta parte de los niños, lo son.
Alrededor de 2,2 millones de niños viven en hogares por debajo del umbral de la pobreza, con ingresos inferiores a 16.000 euros anuales. Una cifra que supone un 26,2 por ciento del total de este colectivo, con un incremento de 205.000 niños en los últimos dos años. De esta forma, superan en cinco puntos porcentuales a la media del riesgo de pobreza entre los mayores de 65 años –21,8 por ciento– y a la media nacional –21,7–.
Uno de los principales riesgos, es que estos niños pasen a ser «invisibles» para el resto de la población, algo que sólo se evitará «si protegemos la infancia e invertimos en ella». Por ki tanto, la pobreza en España, tiene “cara de niño”. Serían 3 de cada 10 niños (2.267.000 niños). Las víctimas de estas estadísticas.
«Falta de dinero, falta de trabajo... Los ricos son más ricos y los pobres, más pobres», dice un adolescente de Rivas (Madrid). «En los institutos y colegios de Segovia se ha reducido el presupuesto para calefacción y excursiones. ¡Pasamos frío!», asegura un estudiante de la ciudad castellanoleonesa. «Nuestros padres se quedan sin trabajo, nos recortan la paga, no hacemos cosas con ellos... o tienen miedo a quedarse sin casa... nuestra casa», confiesa un joven de la localidad madrileña de Humanes. Éstas son algunas de las opiniones de jóvenes de entre 8 y 15 años, recabadas por Unicef España a través del Parlamento infantil on-line, plataforma digital que muestra las impresiones de los más jóvenes acerca de la crisis.
En España hay 760.000 hogares, en los que todos los adultos de la casa están en el paro. En 2007 eran 324.000. A Gabriel González, coautor del último informe sobre pobreza infantil de Unicef, le escandaliza que cada vez haya más pobres y que los que eran pobres todavía lo sean más.
velyn tiene 14 años y duerme pegada a un maleta negra. Cada mañana saca la ropa que se va a poner para ir al colegio. Entre los jerséis asoman fotos y recuerdos. Evelyn guarda todo lo que no quiere dejar atrás en el desahucio inminente que le quita el sueño a la familia Alomoto, ecuatorianos en España desde 2000.
Evelyn duerme pegada a una maleta negra en la que guarda ropa, fotos y recuerdos, por si vienen los del banco a echarla de casaMario y Jenny Alomoto tenían que haber entregado al banco las llaves de esta casa de Entrevías el 28 de septiembre. La compraron en 2005 y la dejaron de pagar en 2010, cuando los cheques sin fondos y las nóminas impagadas llevaron a Mario a la ruina. El matrimonio y sus tres hijas —Evelyn de 14 años, Karen, de 13, y la pequeña Paula, de 3— no tienen a dónde ir. "Cada noche me acuesto con el miedo en el cuerpo y me pregunto si al día siguiente será cuando vengan a echarnos", dice el padre. Este conductor de hormigonera en paro hace lo posible porque sus hijas no noten los problemas económicos que padecen, pero Evelyn sabe de sobra qué es un desahucio. "Es cuando no puedes pagar tu casa y el banco te la quita", explica tímida ante la atenta mirada de su hermana Karen, mientras Paula, de 3,  juega en el suelo con un juguete que recita una letanía de números.
Evelyn y Karen afrontan la misma amenaza de expulsión de forma dispar. Karen ni piensa en empaquetar sus cosas por adelantado, más bien le hace gracia ver la maleta de Evelyn. Eso sí, ya le ha dicho a su mejor amiga que igual un día deja de ir al colegio. Evelyn, de puertas para fuera, no habla del desahucio. "Prefiero no hacerlo. Con mis amigas hablo de las asignaturas y de otras cosas".
Las secuelas que la pobreza deja en los niños, son numerosas.  Algunos, además se sienten culpables de la situación.


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